En la actualidad el
uso del perfume es algo totalmente normal y cotidiano. Utilizamos fragancias o
colonia para oler bien, para agradar a los otros, por sentirnos bien…, pero
desde el inicio de nuestros tiempos no siempre ha sido así. Nos gustaría
explicarte la sorprendente historia del perfume.
Además también
podrás conocer su origen, para qué se utilizaba, cómo se hacía, con qué
ingredientes, cómo ha sido su evolución, tradiciones, mitos que han rodeado al
mundo de los aromas y muchas más curiosidades. ¿Te apetece?
ORIGEN
Y SIGNIFICADO DE LA PALABRA PERFUME:
Para comenzar te
queremos informar de dónde procede la palabra perfume. Pues bien, proviene de
la unión de dos palabras del latín: “per” y “fumare”, cuyo significado es
“producir humo”.
Esto es así ya que
en sus orígenes, la única manera de obtener olores agradable era quemando
ciertas sustancias cuyo humo tenía un agradable aroma. Ya en nuestros tiempos,
el término “perfume”, por definición, hace referencia a un líquido aromático
que utilizan tanto mujeres como hombres.
ORIGEN
DEL PERFUME:
Los primeros
indicios que tenemos de que el hombre ya empleaba los aromas olorosos o
perfumes datan del sexto milenio a.C. en Oriente Medio (hace 8.000 años).
Quemar mirra, casia o nardo suponía obediencia y respeto, con lo que el
perfume, que al principio funcionó también como desodorante, era un elemento de
lujo.
En el año 3.500 a.C.
los sumerios untaban su cuerpo con aceites y alcohol de jazmín, madreselva,
lirio y Jacinto. Pero no era algo que se dejase al azar o al criterio de cada
individuo, cada parte del cuerpo requería un aroma distinto. Sumeria era en ese
tiempo la civilización más compleja y avanzada del mundo y se considera a los
sumerios los primeros en crear y desarrollar perfumes y ungüentos.
1.500 años antes de
Cristo, en la Antigua India, en los milenarios libros religiosos de los Vedas,
se puede encontrar la palabra atar que significa olor, pero también soplo, humo
y esencia. Tuvo además usos cosméticos y embellecedores.
Los fenicios,
fueron los primeros en comerciar con perfumes hace casi 4.000 años: frascos y
pomos de esencia de flores y plantas eran transportados de Oriente a Occidente
por el Mediterráneo. Se trataba de un producto versátil, utilizado en distintos
ámbitos de la vida social y religiosa, pero también como sustancia médica.
De las primitivas
ceremonias religiosas, donde el olfato era muy importante, han sobrevivido
hasta nuestros días algunos de aquellos perfumes, como el del incienso y el
botafumeiro. Se hablaba del olor de la divinidad como todavía hoy hablamos del
olor de santidad.
A partir de este
punto, las civilizaciones y pueblos más importantes utilizaron el perfume y lo
fueron perfeccionando, tanto en calidad como en variedad. Existían tantos
perfumes para mujer como perfumes para hombres. Vamos a verlos con un poco más
de detalle:
HISTORIA
DEL PERFUME EN EGIPTO:
En el Antiguo
Egipto la base de los primeros perfumes y de las primeras medicinas fue una
misma cosa: zumos, pulpa de frutas, jugo de la parte suculenta de las plantas,
la fécula de las semillas oleaginosas, la miel, los aceites. Un bajorrelieve
conservado en el Museo del Louvre, del siglo VII a.C., describe cómo se
cosechaba y prensaba la flor del lirio para obtener su perfume.
En el Antiguo
Egipto era básico el uso religioso de sustancias aromáticas. Cosa que no te ha
de extrañar ya que el origen del perfume es litúrgico: las aguas empleadas en
el ritual y manejo del templo eran aguas de olor; y con agua perfumada se
limpiaban las imágenes sagradas.
Por lo general, el
uso de perfumes exigía un quemador porque, como la etimología del término
explica la fragancia se esparcía o difundía a través del humo: per fume
(recuerda lo que hemos explicado anteriormente en origen y significado de la
palabra perfume). Los fieles recibían así su aroma y dejaban de percibir olores
menos gratos.
Cleopatra, fue
autora ella misma de un tratado de cosmética desgraciadamente perdido, untaba
sus manos con aceite de rosas, azafrán y violetas: el kiafi, y perfumaba sus
pies con una loción hecha de extracto de almendra, miel, canela, azahar y
alheña.
HISTORIA
DEL PERFUME EN GRECIA:
Los griegos
dominaron el arte de la espagiria= extraer y luego unir las esencias de plantas
medicinales para crear lociones y medicinas a partir de ellas. La curación era
obrada por el simple hecho de aspirarlas profundamente, así curaban la
bronquitis o la melancolía, males físicos y males del espíritu.
En la Antigua
Grecia, Hipócrates (460 a.C. – 370 a.C.) trataba ciertas enfermedades mediante
fumigaciones perfumadas y aspiración de olores. Todavía hoy, la osmoterapia se
basa en los olores que curan y los olores que enferman.
En la Grecia
Clásica los hombres se aromatizaban el cabello, la piel, la ropa e incluso el
vino. Y es que, aunque eran amigos de la naturalidad, se interesaron por el
perfume. Hace dos mil cuatrocientos años se recomendaba frotar con hierbabuena
brazos y axilas, canela para el pecho, aceite de almendra para manos y pies, y
extracto de mejorana para cabello y cejas.
Hasta tal extremo
se llevó el uso del perfume en el país heleno por parte de los jóvenes que el
sabio y gobernador Solón (638 a.C – 558 a.C) llegó a prohibir por un tiempo la
venta de aceites fragantes y ciertos tipos de sustancias perfumantes.
HISTORIA
DEL PERFUME EN ROMA:
En la Antigua Roma,
el soldado se ungía con perfumes antes de entrar en combate. Como pueblo
conquistador que era, asimiló no solo nuevos territorios sino también nuevas
creencias, técnicas y costumbres.
Los antiguos romanos
eran entusiastas del perfume. Introdujeron en Roma, provenientes de sus
campañas en lejanas y exóticas tierras, perfumes desconocidos hasta entonces
como la glicina, la vainilla, la lila o el clavel. Por influencia de culturas
orientales adquirieron importancia aromas entonces insospechados como el cedro,
el pino, el jengibre y la mimosa.
En la Antigua Roma
se constituyó el primer gremio de perfumistas, los influyentes ungüentarii, que
fabricaban tres tipos de ungüento:
Sólido, cuyo aroma
contaba con un solo ingrediente a la vez, como la almendra o el membrillo.
Ungüento líquido
elaborado con flores, especias y gomas trituradas en un soporte aceitoso.
Perfume en polvo
hecho con pétalos de flores pulverizados a los que se añadían ciertas especias.
Al igual que los
griegos, de quienes seguramente tomaron en buena medida su afición, los romanos
abusaron del perfume. Impregnaban sus pertenencias, perfumaban lugares públicos
como el teatro. Puedes ver la historia del teatro para obtener más información
al respecto.
Nerón (37 d.C.- 68
d.C), que creó en el siglo I la moda del agua de rosas, gastó más de 30.000 €
de hoy (unos 30.000 $ aproximadamente) en aceites para sí y para los invitados
a una fiesta nocturna. En el entierro de su esposa Popea (30 d.C.-65d.C.) gastó
el perfume que los perfumistas de Arabia eran capaces de fabricar en un año,
llegando al extremo de perfumar incluso a sus mulas.
Cuenta el
naturalista latino Plinio el Viejo (23-75), del siglo I, que sus compatriotas
se echaban encima tal cantidad de perfume que era posible advertir su presencia
a gran distancia, y por supuesto, no solo las mujeres, oler a canela era la
moda masculina de su tiempo. Tanto exceso alarmó a la naciente Iglesia
cristiana, que condenó el despilfarro.
La llegada del Cristianismo
y sus mensajes referentes al pudor y la humildad, provocaron que el empleo de
perfumes por parte de la mujer (la mayor consumidora de fragancias)
prácticamente desapareciera. Este hecho
que acabamos de comentar, junto con la caída del Imperio Romano, hicieron que
en occidente el perfume entrase en un gran declive.
HISTORIA
DEL PERFUME EN ORIENTE:
El siguiente paso
dentro de la historia y evolución del perfume lo encontramos en Oriente,
concretamente en el imperio Bizantino del siglo V, heredero natural de Roma. En
cuanto a las fragancias, Bizancio tomó el relevo en cuanto el arte de la
perfumería se refiere y desplegó una floreciente industria. Incluso mucho más
grande que la del Imperio Romano, ya que tenía más proximidad con las materias primas
para la fabricación de perfumes.
También ayudó a
ello que contaban con la colaboración de la población aborigen de sus vecinos
orientales, que contaba con una gran tradición perfumista. Todo lo contrario
que sucedía con la Antigua Roma, que era sobretodo importador. Pero no pasarían
muchos años para que surgiese una nueva potencia perfumera: los árabes.
HISTORIA
DEL PERFUME Y LOS ÁRABES:
Aunque actualmente
el territorio de Arabia del sur es prácticamente todo desierto, en la
antigüedad era completamente diferente. Abundaban la vegetación, jardines y
frondosos bosques en los que crecían una gran variedad de árboles y plantas
aromáticas.
La lejana Arabia
fue denominada por los viejos clásicos como “la tierra de los perfumes“. Y es
que no era para menos, ya que tras atravesar el desierto, a las costas del
mediterráneo continuamente llegaban grandes caravanas de camellos que
transportaban esencias e inciensos. Existían múltiples rutas comerciales del
perfume desde Oriente hasta Occidente.
Pero con la llegada
del siglo VII en Arabia iba a surgir una nueva cultura, una nueva civilización
con un nuevo dogma religioso. Se funda el Islam y el profeta Mahoma enseña su
doctrina, que rápidamente se expandiría desde el Oriente medio hasta la
Península Ibérica (España y Portugal).
Mahoma, el fundador
profeta de esta nueva religión, era un gran amante de los perfumes. De hecho en
el libro sagrado del Islam, el Corán, se puede leer que al alcanzar el paraíso,
éste estará formado por grandes jardines y árboles, grandes ríos y con gran
olor a perfume de almizcle.
Fue la civilización
árabe la que experimentó con nuevos perfumes gracias a una nueva ciencia: la
alquimia. Aplicada a la industria del perfume, la alquimia intentaba conseguir
“la quinta esencia” de las plantas, extrayendo la esencia de sus propiedades.
La forma de proceder era destilar muchísimas veces una planta hasta conseguir
que sus cualidades pasaban a encontrarse en otro estado.
Los árabes
perfeccionaron el alambique para destilar el alcohol, que emplearon para
obtener la base de perfume. De este modo trabajaban sin dificultad estas
materias, lo que comportó que elaboraban esencias rápidamente. Ello supuso la
rápida expansión, comercio y popularidad en la Edad Media y una revolución en
la manera de cómo hacer perfumes.
Poco tiempo
después, los que volvían de las cruzadas junto a los numerosos mercaderes que
retornaban de Oriente se encargaron también de introducir los perfumes en todo
el Occidente.
Los intercambios
comerciales entre Occidente y Oriente tuvieron un punto de inflexión en las
Cruzadas (1096-1291). Los soldados que regresaban a Europa de sus campañas
militares en las Cruzadas, traían consigo perfumes y esencias desconocidas en
sus países.
Del mismo modo, los
mercaderes orientales no paraban de traer y ofrecer nuevas fragancias, nuevos
olores y especias a los occidentales. Tanto fue así, que regresó de nuevo la
olvidada costumbre de perfumarse como complemento del aseo corporal.
HISTORIA
DEL PERFUME EN LA EDAD MEDIA:
Como hemos comentado
antes, la historia de los perfumes en la Edad Media sufre un fuerte retroceso.
El inicio de esta época está fuertemente influenciada por dos hechos
históricos: la caída del Imperio Romano y el surgimiento de la religión
Cristiana.
La Iglesia, con sus
mandatos de recato y austeridad, hizo que los aromas y fragancias personales
cayeran en desuso. El componente superficial y sensual que evocaban los
perfumes no estaba bien visto por las altas esferas eclesiásticas. Pero solo
fue durante un periodo de tiempo, el perfume regresó y esta vez iba a ser para
siempre.
Los cada vez más
numerosos y fuertes intercambios comerciales entre Occidente y Oriente, junto
con los intercambios culturales por las Cruzadas, hicieron que la actitud y la
sensibilidad respecto al aseo personal, el uso del baño y el perfumado del
cuerpo se fueran arraigando poco a poco. Puedes BUSCAR más de la historia del
aseo y el baño.
Esto fue todo un
hito para el mundo de los aromas. Debes tener en cuenta que al principio, los
perfumes eran empleados para disimular los malos olores. Era un periodo en que
muchas enfermedades, como la peste o el escorbuto, eran muy comunes, las calles
de las ciudades no contaban con alcantarillado y despedían unos olores
horribles.
Por ese motivo
nacieron las pomas o pomanders que eran empleados básicamente por la nobleza. Y
te preguntarás ¿qué son las pomas? Pues bien, una poma es un tipo de joya
elaborado normalmente con piedras preciosas, oro o plata, con forma de
minúscula cajita, barrilete o recipiente cerrado con agujeritos.
Y… ¿para qué sirven
las pomas? Dentro de ellos se introducían esencias, hierbas o perfumes. Cosas
que desprendieran buen olor o suave fragancia. Cuando la persona que lo portaba
se encontraba con un mal olor, la aproximaba a su nariz y de este modo, podía
respirar aire perfumado durante un tiempo.
Normalmente se
portaban colgados del cuello o de la cintura, o adornados con elegantes
cadenitas los sostenían con las manos como si de un rosario se tratara. De este
modo con el movimiento se fuera desprendiéndose la fragancia de la esencia que
había en su interior.
En este periodo,
los vestidos y ropajes de las damas de la nobleza estaban elaborados con telas
delicadas y muy pesadas. Por este motivo, no se lavaban ni se limpiaban con
agua para no estropearlos. Para que siempre olieran bien, también se empleaban
las pomas.
Las esencias más
empleados en esta época para introducir en las pomas eran la rosa, la agalia,
el almizcle, la lavanda, la violeta, el sándalo y el ámbar. Cosa curiosa es que
en la actualidad todos estos aromas siguen siendo de los más utilizados.
En el medievo se
produjo un hecho concreto que marcaría la historia del perfume para siempre. Y
es que en el año 1190 el rey Felipe II de Francia (1165 – 1223) concedió un estatuto
y reconocimiento de la profesión especial a todos los perfumistas. Un punto
fundamental en la historia del perfume en Francia y en todo el mundo.
Esto sorprendió
gratamente al gremio de perfumistas ya que hasta ese año no eran considerados
como profesionales o artesanos. A partir de ahora se les reconocería como
verdaderos profesionales y podían vender a todos os ciudadanos sus fragancias
en los puntos de venta que el rey había establecido.
Del mismo modo,
surgieron las primeras escuelas de perfumistas donde jóvenes muchachos
aprendían la profesión. Si un aprendiz conseguía terminar los estudios de
cuatro años de duración se le consideraba Maestro perfumista.
Un Maestro Artesano
perfumero es el responsable de obtener la fórmula precisa para obtener el aroma
deseado y sabedor de cómo se hace el perfume. Es el encargado de revisar las
labores de mezclado de ingredientes, maceración de flores o el prensado de
pétalos.
Con todo esto,
Francia fue considerada en la Edad media como el país del perfume. Los países
vecinos copiaron las acciones tomadas por el monarca francés y siguieron su
ejemplo. Hasta tal punto que incluso alguno comenzó a realizar perfumes, como
la reina Isabel Piast de Hungría (1305 – 1380), que en el año 1370 fabricó el
primer perfume con base de alcohol de la historia: El Agua de Hungría o L’eau
hongroise.
HISTORIA
DEL PERFUME EN EL RENACIMIENTO:
Llegada el periodo
del Renacimiento (siglos XV i XVI) se inició un redescubrimiento de las
costumbres greco-romanas. Además, la invención de la imprenta supuso la
posibilidad de poder imprimir y hacer copias fácilmente de antiguos tratados de
perfumería.
También se
tradujeron y se publicaron en italiano y francés, con lo que se consiguió que
el pueblo pudiera conocer todas las posibilidades que las fragancias y perfumes
antiguos tenían. Incluso pudieron conocer cómo hacer perfume casero.
Pero
sorprendentemente, en esta época se empieza de nuevo a “olvidar” la higiene
personal. Esto hace que se recurra mucho más a la perfumería para disimular el
hedor corporal. Por ejemplo, en lugar de bañarse asiduamente, las damas se
colocaban entre las piernas y en las axilas esponjas perfumadas.
Como anécdota de la
época tenemos la del rey Enrique IV de Francia (1553 – 1610), que ni se lavaba
ni se perfumaba. Su esposa, en la noche de bodas, casi se desmaya. Y en algunas
cartas de sus amantes se puede leer las náuseas que padecieron al compartir
cama con el monarca.
En Italia, las
ciudades de Venecia y Florencia tomaron el relevo a París y fueron las nuevas
capitales del perfume. Al desaparecer la alquimia a favor de la química, el
arte perfumero se desarrolló notablemente. Se mejoraron la calidad de los
perfumes y los procesos de destilado de las esencias.
Inspirados en
antiguas técnicas orientales, en Venecia se elaboraron los primeros frascos de
perfume de vidrio soplado. Más adelante, algunos artesanos del vidrio de esa
zona se desplazaron a emigraron a Bohemia (parte de la actual República Checa)
y Alemania. Allí encontraron materiales más adecuados que le permitieron
realizar envases para esencias y perfumes que eran auténticas obras de arte.
En la moda
renacentista se imponía el uso de guantes. Por supuesto, esta prenda que estaba
en contacto con casi todo, debía estar perfumada. Un diminuto pueblo situado en
el sur de Francia era famoso por la cantidad y calidad de los guantes que
fabricaba. Al decidir que salieran ya perfumados de fábrica iniciaron el
cultivo de mimosa, jazmín, lavanda, rosas y sus famosos naranjos. Actualmente,
en esta población francesa trabajan más de 3.000 técnicos perfumistas.
HISTORIA
DEL PERFUME EN EL BARROCO:
Durante la época
del Barroco (siglo XVII y principios del XVIII), al igual que sucedería con las
costumbres, la ciencia, la filosofía, la arquitectura, la música y el arte, el
mundo del perfume seguía explorando nuevos conceptos y posibilidades.
La lista de
ingredientes empleados en la elaboración de perfumes cada vez más iba en
aumento. Fragancias, aromas y perfumes nunca antes “olidos” veían la luz por
primera vez en la historia.
Lo mismo sucedía
con los envases o frascos de perfume. Nuevos materiales, formas y conceptos se
empleaban en su fabricación. Botellitas en forma de pera, de cristal de
colores, tallados, con metales incrustados, con ilustraciones y grabados, etc.
Las aguas de olor
arraigaron en todos los estratos de la sociedad y en más naciones. Naturalmente
mucho más en la nobleza y aristocracia, ya que contaban con más poder
económico.
Por ejemplo, el rey
francés Luis XIV (1638 – 1715) que fue un enamorado de los perfumes. Lo mismo
que Luis XV (1715 – 1774), es conocida como “la corte perfumada”.
Una época tan
peculiar que incluso existe una película del año 2006 ambientada en la Francia
del XVII titulada El perfume: historia de un asesino. Basada en la novela de
Patrik Süskind, su personaje principal tiene un sentido del olfato excepcional,
lo que le sirve para adentrarse y trabajar en el mundo de los perfumes y
colonias.
HISTORIA
DEL PERFUME Y LA REVOLUCIÓN FRANCESA:
En el año 1789 se
inicia la Revolución francesa. Periodo de gran confusión y violencia que
comportaría grandes cambios en Francia y en muchos otros países europeos. Como
es de esperar, durante este periodo el mercado de la perfumería sufre un
estancamiento, pero solo temporalmente.
El pueblo se
sublevó contra la monarquía y parte de la nobleza y acababa con la vida de
éstos pasandolos por la Guillotina, que cortaba las perfumadas cabezas de estos
aristócratas. Como curiosidad, apareció en este tiempo un nuevo aroma con el
nombre de “Guillotine”.
La Revolución
francesa llegaba a su fin en 1799 mediante el golpe de estado de Napoleón
Bonaparte, dando paso a nuevos y esperanzadores tiempos para el pueblo. Como
era de esperar, con la llegada al trono de Napoleón los perfumistas nuevamente
impulsarían una gran industria creando nuevos puestos de trabajo.
A partir de este
punto, todo pasaba a un nivel superior. Ya no solo era importante el agradable
olor de una fragancia, lo era tanto o más el envoltorio, el frasco y la
publicidad que se hacía del perfume. Esto te empieza a resultar familiar,
¿verdad?